En los últimos años se ha producido un aumento del consumo de zumos de frutas y bebidas refrescantes en la población infantil, en los niños, las bebidas azucaradas, específicamente jugos, representan un grupo de alimentos complementarios que son ofrecidos a lactantes y niños con gran frecuencia.  Los jugos de frutas pueden producir diarrea por alteración de la absorción de fructosa y sorbitol, además, esta práctica se ha relacionado con caries dentales, riesgo de sobrepeso u obesidad, mayor adiposidad y enfermedades cardiovasculares en la edad prescolar y escolar. Es importante tener en cuenta que se debe evitar bebidas de bajo valor nutricional ya que pueden desplazar otros alimentos de mejor y mayor densidad nutricional, es común ver que los niños y niñas no consumen el almuerzo si no tienen el jugo al lado, lo cual puede generar saciedad temprana, evitando la ingesta completa de las comidas principales El Comité de Nutrición de la Academia Americana de Pediatría considera que la fruta entera ofrece más beneficios nutricionales respecto al zumo por el aporte de fibra, por contener una mayor proporción de hidratos de carbono complejos y por la propia textura, que obliga a masticar y, por tanto, facilita la adopción de un hábito saludable en los niños. Un mayor consumo de agua en las escuelas se asocia con un menor consumo de bebidas azucaradas, por lo que es importante recordar que el agua es la bebida no nutritiva de elección en la infancia y adolescencia, mientras que las demás bebidas azucaradas o jugos de fruta deben ser una opción de consumo ocasional, dada su baja capacidad nutricional. Si bien, los jugos de fruta pueden aportar diversos nutrientes como vitaminas, minerales y antioxidantes, se debe considerar el consumo de fruta entera como la mejor de las alternativas para el aporte de dichos nutrientes, especialmente en la alimentación complementaria, escolares y preescolares.