En casi todos los casos, los padres asumimos el proceso de crianza de los hijos sin habernos detenido a pensar en nuestra propia historia; en esas cosas que nos ayudaron a desarrollar los valores que tenemos, pero también en los aspectos que fueron dolorosos o dañinos en nuestra niñez.

La idea de reconocer y comprender que en muchas situaciones fuimos víctimas de maltrato no es fácil. Cuesta ver eso en uno mismo y en la historia personal; preferimos pensar que les pasó a otros, por la lealtad o el amor que sentimos hacia la familia, o porque creímos que el maltrato era necesario para nuestro bien, que fue normal, que nos sirvió para ser mejores… darnos cuenta de cómo ese maltrato nos ha afectado en muchas áreas, especialmente en el área de la parentalidad, toma tiempo y esfuerzo.

Es muy importante identificar cuáles de las cosas que cuando niños nos hicieron daño, son las mismas cosas que hacemos al educar a nuestros hijos; trabajar de la mano de profesionales que puedan ayudarnos a sanar los aspectos  dolorosos de la niñez,  es vital para no seguirlas repitiendo, para que la cadena  del maltrato se termine en nuestras familias con cada uno de nosotros.

Hoy, como en ninguna otra época, conocemos los efectos que los golpes, los gritos, las pelas y los castigos tienen en el funcionamiento del cerebro de los niños, en su desarrollo y su salud mental, por esto, no debemos seguir justificando ni usando herramientas de crianza que involucren ninguna forma de violencia.

Hoy te invitamos a revisar e identificar cómo tu historia de infancia está afectando la forma en la que estás educando a tus hijos, a escribir una historia libre de maltrato en la vida de los niños y a ser el eslabón en el que se rompe la herencia de violencia al educar.

¡Fortalece tus habilidades parentales de la mano de Melodías, Una escuela para la familia!